(Tiempos del Mañana, 2022) Llegué a la casa más desesperanzada que nunca, las cuentas por pagar se acumulaban, los servicios públicos, teléfono, luz, el condominio del apartamento de mi hermana Yoleyda. Donde hoy día viven tres hermanos pensionados también, y ya retirados, y sin más ingresos que su Pensión de Vejez. O sea que, si este dinerito no lo puede recibir mi hermana en el exterior, al menos debería servir para su familia, pero no, ¡ya tampoco podrán contar, con esta entradita extra que ella autorizó! Entonces, ya lo mejor es olvidarse de eso y darlo por perdido, pero no, ¡no es justo!
No es justo, yo voy a seguir luchando, porque es un derecho adquirido, con casi 30 años de servicios prestados a la Nación Venezolana. Con una hoja de servicios impecable, sin ausentismos laborales, sin ningún tipo de faltas. Es la culminación de una vida laboral realizada con orgullo, esfuerzo, entrega total, donde la mayor ganancia no es el sueldo o salario percibido, sino la satisfacción personal del deber cumplido. Esa sensación que sólo se logra, cuando has tenido una vida útil, fructífera, ejemplar. Que has cumplido a tus padres, a tu propia familia, que luego formaste y sobre todo le cumpliste a tu Patria. Quien confió plenamente en ti, dándote trabajos de mucha responsabilidad. Además de que mi hermana es una persona extraordinaria, noble, de sólidos principios cristianos, amada no sólo por su familia, sino por todas las personas que han tenido la dicha de conocerla. (pág. 11-12)

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